sábado, 22 de octubre de 2016

¿Cómo ha cambiado mi visión de la clase invertida?

¿Qué idea previa tenía antes de empezar el curso sobre Flipped Classroom? 

Hasta ahora, había escuchado el concepto de Flipped Classroom sin mucho interés, en parte porque me parecía uno de tantos enfoques que ahora, con Internet, ocupan un lugar en la sobreinformación a la que estamos expuestos. Sabía que significaba darle la vuelta al aula y pensaba que era, sobre todo, que el trabajo en el aula era práctico y de ahí se extraía la teoría.

¿Qué idea tengo ahora?

Lo que no sabía era que ese “darle la vuelta” consiste en empezar con un breve material audiovisual en casa, a partir del cual se trabajan en el aula una serie de actividades de la que el profesor extrae información del proceso de aprendizaje en cada alumno/a y el alumno/a también extraen información acerca del contenido trabajado y expuesto brevemente en el material audiovisual.

¿Qué me ha sorprendido o tengo ganas de probar en mi aula?

Lo que más me ha sorprendido es darme cuenta de que este sistema es más integrador con el alumnado hiperactivo, por ejemplo, para los que las clases tradicionales son una tortura y, en muchos casos, un fracaso asegurado.
Además, se trata de un enfoque acorde a los tiempos, que puede enganchar bien con los y las adolescentes, que habla “su idioma”.


Tengo ganas de probar cómo funciona este método en algunos alumnos que desmotivados… Y también de qué reacción provoca en el alumnado que sí está cómodo con el “método tradicional”… Y tengo ganas también de ver cómo lo llevo yo: cuáles son mis dificultades, qué aspectos tendré que trabajar más…

Nos lanzamos a la aventura



¡Qué bien! Inicio hoy una nueva aventura docente... Voy a intentar darle la vuelta a varias de las unidades didácticas de este curso...

En este audio de apenas dos minutillos os cuento un poco qué es eso de darle la vuelta a la clase y cómo vamos a llevarlo a cabo...



Si una vez que lo escuchéis, os quedáis con ganas de más (o no tenéis ahora ocasión de escucharlo, pero queréis saber de qué estoy hablando), os escribo a continuación (con algo más de extensión) lo que en el podcast os cuento:



Muchas veces nos quejamos de que en el mundo educativo seguimos enseñando como hace décadas, lo que produce una desconexión entre el mundo real en el que vive (y vive) el alumnado, vuestros hijos e hijas, y el mundo del aula.Quiero empezar una nueva etapa docente y quiero utilizar en ella las estrategias de la clase invertida, pero para eso voy a ir poco a poco: la vamos a aplicar este curso únicamente a dos unidades. Y, sobre todo, voy a empezar por el principio: por explicar en qué consiste este enfoque, por qué considero adecuado aplicarlo y a qué os compromete al alumnado y a las familias. La clase invertida es fundamentalmente darle la vuelta al esquema tradicional de enseñanza, de forma tal que en el aula se trabajarán actividades acerca de contenidos teóricos trabajados previamente en el casa y no al revés. Sí, he dicho “contenidos teóricos trabajados previamente en casa”, pero ¡ojo! ¡que no cunda el pánico! No se trata de mandar tareas ingentes para fuera del aula. Sabemos que vuestros hijos e hijas no disponen de mucho tiempo tras los entrenamientos. Precisamente, lo bueno de la clase invertida es que sólo se pedirá que los alumnos y alumnas atiendan a algún material audiovisual de hasta unos diez minutos de duración. En ese vídeo o audio se proporcionarán las claves para el trabajo práctico y activo que sucederá después en el aula, a partir del cual se extraerá, a su vez, información adicional y relevante sobre los contenidos trabajados, información que, al haberse obtenido de forma activa, logrará un aprendizaje más constructivo y firme. 

Las ventajas son muchas 

Además de lograr un aprendizaje más constructivo, al tratarse de una clase más dinámica, alejada de las clases en las que el profesor o profesora suelta un largo rollo conceptual, con la clase invertida, se pueden, por una parte, desarrollar de verdad todos los objetivos procedimentales que, en muchas ocasiones, se dejan aparcados por falta de tiempo y, por otra, se rompe la barrera profesor/alumno, lo cual permite una mejor integración del alumnado que necesita un modelo educativo menos estático, para el que, por fin, las clases dejan de ser una tortura.
 Asimismo, el aprendizaje es colaborativo, porque gran parte del conocimiento logrado será conocimiento compartido y, en gran medida, el propio alumnado será quien se ayude a superar los retos planteados.
 

Vale, eso está muy bien, pero ¿a qué me obliga a mí? 
Con la clase invertida, el profesor deja de ser un transmisor de conceptos que, por otra parte, se pueden adquirir de otras fuentes. Ahora pasa a ser quien guía el proceso de enseñanza-aprendizaje en función de las necesidades reales del alumnado, que se derivan, con mayor precisión que antes, de la observación diaria en el día a día. El profesor, además, deberá estar vigilante al camino recorrido por cada alumno en las sesiones. Al alumnado, se le exigirá un trabajo fuera del aula, pero este consistirá únicamente en prestar atención al breve contenido audiovisual del que les hablaba antes. Como es un contenido accesible desde el teléfono, no habrá problema por verlo o escucharlo donde sea y cuando sea. El éxito de la sesión en el aula depende, en gran medida, de que hayan visto/escuchado este contenido, por lo que las familias también deben implicarse (aunque no más que cuando vigilaban que sus hijos o hijas llevaran los deberes hechos a clase). Sé que al principio todo esto suena muy farragoso, pero… cuando empecemos todo irá cuadrando. Aun así, puede que algunos de sus hijos o hijas lleguen a casa diciendo que no les gusta el método, que preferían que el profe se pasase la hora hablando… ¡Es normal! Con la clase invertida ellos cobran un papel relevante y eso exige esfuerzo. También a mí me va a costar cambiar el punto de vista, pero creo que, realmente, merecerá la pena.